Rodman Serrano nació en Long Island hace 22 años y es ciudadano estadounidense, pero los últimos meses han sido terribles para él y sus dos hermanas adolescentes. Sus padres, de 51 años, quienes trabajan legalmente en este país gracias al Estatus de Protección Temporal (TPS), podrían quedarse en el limbo si la administración de Donald Trump no renueva en los próximos meses ese alivio migratorio para los salvadoreños, que actualmente los protege hasta marzo del 2018.
El temor se hizo más evidente a comienzos de esta semana, cuando el Secretario del Departamento de Seguridad Nacional John Kelly anunció la extensión del TPS para la comunidad haitiana, pero sólo por seis meses más, asegurando que era tiempo suficiente para que arreglaran sus cosas y pudieran planear su retorno seguro a esa isla caribeña.
“Si les pasó a los haitianos, nos puede pasar a nosotros. Ese es el miedo que existe entre padres y familias como la mía, que de repente no van a tener más permisos de trabajo ni ninguna protección para no ser deportados”, comentó Serrano, quien el próximo año se graduará como maestro.
“Mis padres están muy preocupados, especialmente por mis hermanas, que son menores”, recalcó el joven de Long Island. “El solo hecho de imaginarnos que ya no van a estar en nuestras vidas es una pesadilla para todos, más aún sabiendo que si los regresan a un país como El Salvador, que no tiene estabilidad ni trabajo y tiene mucha violencia, es volverlos a las sombras y condenarlos a muerte. Allá se van a morir”.
Juan Ayala, quien también está protegido con el TPS desde que el presidente George W. Bush lo concedió por primera vez en 2010, comparte el temor de Serrano y advierte que si la actual Administración decide poner fin a ese alivio para sus paisanos, quedarán como presa fácil de ‘La Migra’.
“Si nos quitan el TPS nos deportan rápidito, porque ellos tienen nuestros datos, saben donde vivimos, qué hacemos y quienes somos”, comentó el padre de familia, quien teme que el impacto sea peor para sus hijos adolescentes. “Hemos tratado de hacer una vida aquí, trabajando duro y que de repente
tengamos que regresar con los niños, que no conocen nada de El Salvador o empezar a escondernos, sería una tortura y una pesadilla”.
Seguirán la lucha
Maryann Sinclair Slutsky, directora ejecutiva de la organización Long Island Wins, que trabaja con inmigrantes provenientes de El Salvador que han huido de la violencia, aseguró que la intención del gobierno federal de poner fin al TPS sería el principio de un caos de grandes proporciones.
“Si Long Island perdiera gran parte de la comunidad salvadoreña, eso podría desencadenar una recesión económica, sin mencionar el trauma que causaría que las familias fueran separadas”, dijo la activista, destacando que el TPS ha permitido a miles de salvadoreños de Long Island echar raíces allí.
“Ninguna familia puede continuar construyendo sus vidas con el miedo y la incertidumbre sobre su estatus”.
Y mientras esperan a que el gobierno Trump emita su anuncio oficial sobre el futuro del TPS para los salvadoreños, activistas y defensores de Long Island advirtieron que seguirán manifestándose, como ocurrió el pasado 18 de mayo en una protesta promovida por el Movimiento por una Inmigración Justa (FIRM).
“Sin el TPS las familias se verán forzadas a regresar a países que no están preparados para recibirlas, y que están enfrentando violencia y crisis humanitarias”, comentó Jazminne Nazareth, activista de FIRM. “Los inmigrantes de todos los orígenes seguirán unidos frente al odio y la intolerancia”.
La legisladora del condado de Suffolk, Mónica Martínez, solicitó al gobierno federal que tenga un gesto justo y no solo renueve el TPS por 18 meses para los salvadoreños, sino también para los hondureños, nicaragüenses y haitianos.
“Demandamos a la administración Trump que cese la persecución y el terror sicológico al que está sometiendo a millones de inmigrantes honrados. Exigimos que apruebe la renovación del TPS”, comentó la política de Long Island. “Basta ya de tanto abuso de la administración Trump”.
Temen correr suerte de haitianos
El concejal Mathieu Eugene, de origen haitiano, hizo un llamado al gobierno federal para que reconsidere una extensión de 18 meses en el TPS para salvadoreños y haitianos, y destacó que es necesario seguir luchando para que la administración Trump cambie su postura.
“Tenemos que estar unidos todos con nuestros aliados y las organizaciones comunitarias para que el TPS no se acabe, porque los inmigrantes son inmigrantes, vengan del país que vengan, pues el sufrimiento que viven es el mismo”, comentó el político.
Y aunque rechazó la manera como “Trump sigue sembrando miedo” amenazando con quitar el estatus de protección a los salvadoreños, el concejal Mark Levine recordó a los centroamericanos que si la administración federal les da la espalda, Nueva York está lista para defenderlos.
“Esto crea más miedo entre los salvadoreños, quienes en muchos casos han venido huyendo de la violencia de su país y queremos que sepan que esta es su ciudad, aquí los queremos y que diga lo que diga Donald Trump, lucharemos por protegerlos como se merecen”, advirtió Levine.
“Trump tiene que dejar de atacar a todos los inmigrantes y le exijo que frene con ese ataque ahora contra los salvadoreños y contra el programa del TPS, pues tiene que extenderse, porque eso es lo correcto. No queremos que pase con ellos lo que acaba de pasar con los haitianos”, dijo el concejal.
El TPS a salvadoreños:
• 9 de marzo del 2018 vence el TPS para los salvadoreños.
• 9 de septiembre del 2017 vencen permisos de trabajo actuales.
• 500,000 salvadoreños viven en el área triestatal.
• 57,000 viven en Long Island.
• Nassau y Suffolk son los sitios de mayor concentración.
• 1,649,000 salvadoreños viven en todo el país.
• Después de Los Ángeles, Long Island, Nueva York, es el sitio de Estados Unidos con la mayor concentración de salvadoreños.
• Según el Centro Hispano Pew, los salvadoreños son la cuarta minoría latina en el país.
• La organización Empresarios por el Cambio estima que en Brentwood y Hempstead, más del 50% de pequeños negocios son de salvadoreños.